Esta ampliación del concepto del trauma y sus efectos colectivos, para muchos implica un cambio de paradigma. En esta cultura occidental en las que estamos inmersos, la vista se ha posado tanto en el individuo -con sus logros y fracasos, con sus virtudes y defectos-que hemos olvidado a la comunidad, a los vínculos que nos sostienen y constituyen para que podamos desplegar nuestro potencial personal. Sentirnos parte de este colectivo es mucho más que hablar o teorizar sobre él. Es conectar con nuestra fibra más íntima, es romper con la indiferencia y la anestesia social, es tomar responsabilidad de nuestros actos y sus consecuencias hacia nuestras relaciones, es volver a la conexión con la naturaleza y su equilibrio, es recuperar la conciencia de grupo que los pueblos originarios una y otra vez nos ayudan a recordar, a través de su forma de ser y estar en la vida. Los sudafricanos tienen una palabra que describe esta filosofía de vida: Ubuntu, que en sus variadas traducciones significa soy porque nosotros somos, o una persona se hace humana a través de las otras personas

El trauma puede quedar congelado en nuestro cuerpo durante mucho, mucho tiempo. Este almacenamiento es energía de vida encapsulada. Es decir, hay partes nuestras que no están presentes ni disponibles para nuestras relaciones, para el  despliegue de nuestra creatividad, para transitar una vida saludable, etc., sino que están detenidas en un espacio y tiempo pasado, adormecidas y a la espera de algo o alguien que haga contacto con ellas, que las mire y vuelva a integrarlas.

De la misma forma, en nuestro cuerpo colectivo habitan capas y capas de traumas congelados. Hechos que fueron tan abrumadores que no pudimos digerir y en nuestro día a día, caminamos sobre estas energías encapsuladas en el tiempo sin tener consciencia sobre ello. Uno de los efectos del trauma es que se vuelve “lo normal”, el filtro a través del cual miramos y nos relacionamos con el mundo.

¿Cuál es la llama que derrite este pasado? ¿Es posible sanar nuestra memoria traumática de manera colectiva?

El efecto del trauma en un cuerpo colectivo es el mismo que en un cuerpo individual: polarización, fragmentación, híper o hipoactivación, imposibilidad de hacer contacto, indiferencia, incoherencia entre el pensar-sentir-hacer, incomunicación, inacción, repetición de un mismo patrón relacional, etc.

Es preciso crear espacios colectivos para la integración de nuestro pasado. Crear redes de sistemas nerviosos que se corregulen mutuamente, que resuenen en una misma vibración superadora del nivel en donde el trauma se generó. Las instancias individuales son muy necesarias y reparadoras, pero tal vez no suficientes. El proceso de atestiguar colectivamente es parte del proceso de reparación, parte de la solución.

CONTINUARÁ…

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